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‘Mi hijo es un regalo de Dios’

Huguette Víctor es Ingeniera Industrial independiente. Su hijo es autista y nos demuestra que con fe, amor y dedicación se sobrepasan expectativas.

Texto: Huguette Víctor

 

SHOCK. No hay otra palabra para definir mi sentimiento cuando existía la posibilidad de tener un niño especial. Salieron tantas preguntas, ¿por qué a mí? ¿qué he hecho para merecer esta prueba tan difícil? ¿por qué hay tantas mujeres con vicios, sin controles médicos que tienen hijos sanos? Duras preguntas, sí. Pero era mi sentir de coraje y, hasta sentí lástima de mí misma. Qué era lo que me esperaba. Tengo una hija mayor y quise de mil formas tener el segundo hijo sin poder. Cuando decido operarme para no tener más hijos ¡zas! quedo embarazada.

 

Fue difícil asistir a especialistas e iniciar terapias, ligarme a centros de educación especial y empezar a leer sobre mi nueva situación de vida.

 

En mi trabajo comencé a fallar muchísimo y nada tenía sentido, hasta que alguien sin saber cuánto iba a influenciarme me dijo: “No lo sufras, disfrútalo”. Y así lo hice. Lo único que sabía y estaba segura es cuánto amaba a ese ser pequeño e indefenso y que daría la vida por él.

 

Recé muchísimo, necesitaba esa fortaleza espiritual y guía para construir esas herramientas que necesitaba mi hijo para salir adelante.

 

En este andar han aparecido personas, que les llamo mis ángeles, mi equipo de trabajo que han ido ayudándome con sus ideas y con su apoyo. De la nada aparecen. Hasta estando en una fila de supermercado escucho una conversación de algo que se aplica a mi hijo. Y siento: aquí está Dios, mandándome todos esos ‘tips’ que me puedan ayudar.

 

Entre las personas que puso en mi camino fue a una fonoaudióloga, que más que fonoaudióloga fue mi guía, mi apoyo; fue la que me enseñó que mi hijo es como todos solo con una condición especial, reforzó tanto en mí las fortalezas de mi hijo y me enseñó a valorar cada avance. Fue ella quien me enseñó que yo era su principal maestra, su principal tutora, su motor de vida y su leona protectora.

 

Con ella aprendí a ver a través de los ojos de mi hijo y a pensar como él; esto, me ayudó a preparar las adecuaciones escolares de una forma inexplicable. Siempre fui mala en todo lo que requería creatividad y destreza y de una forma u otra Dios ha incluido en mí esa facilidad de entender a mi hijo y hacer adecuaciones que yo misma me impresiono.

 

Requeriría muchas páginas para explicar adecuaciones, cómo fui tocada por la Virgen del Carmen (sin ser devota de ella), cómo he sido víctima de personas que no entienden la pasión que llevo por sacar mi hijo adelante. Son múltiples las experiencias positivas y negativas en este andar, en esta Misión de Dios.

 

Sí, al final de esta primera etapa de shock, rabia, enojo, rencor y lástima comprendí que mi hijo era un milagro de Dios (no podía embarazarme por segunda vez) y que se me había encomendado una misión tan especial como esta porque Dios confiaba en su guerrera.

 

¡Claro! hay muchos sentimientos encontrados. Estudié una carrera universitaria viéndome en un futuro independiente, viajando y quien sabe en cuantos planes más. Pudiera también escribirles de eso. No es fácil.

 

Al final, es y siempre será Dios quien nos fortalece, nos acompaña y nos guía a las madres que fuimos escogidas por él para cuidar de sus hijos especiales.

 

Definitivamente, ha sido un apoyo en todo esto mi esposo, un abnegado padre que no niega fuego de vivir día a día juntos los avances, retos, miedos y oportunidades.

 

Hoy en día mi niño es un niño TEA (Trastorno del Espectro Autista) no verbal, que cursa primer grado, excelentes calificaciones, buena conducta y logrando cada día más metas pequeñas para lograr metas grandes. Si miro atrás jamás pensaría lo que sería hoy ni de lo que sería capaz, lo que sí sé es que esa sonrisa diaria, ese esfuerzo por comprender, esas ganas de jugar de la mano con apoyo de sus seres queridos, padres, hermana y abuelos hace que se convierta en nuestro héroe y que cada vez estemos más unidos por su bienestar.

 

Y seguimos avanzando, de la mano de Dios, de mi superhéroe, que hace de mí una Súper Mamá.

 

Abrazos,

Hugette

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